jueves, 23 de enero de 2014

Rodolfo y Marta

Yendo para los médanos, alejándonos de las playas céntricas, buscando algo exótico que no iba a pasar. Adelante nuestro una pareja trepaba con trabajo la montaña de arena. Rodolfo y Marta. Cuarenta y tantos grados, setenta pirulos cada uno. Llegando a la cima Marta tropezó. Ella y su mochila rodaron, giraron, saltaron, una avalancha de carne turista, 30 metros hasta nosotros, hasta la base del médano. La mujer hecha un desastre apenas pudo levantarse, la ayudamos, le acomodamos la mochila, el pelo, le buscamos las ojotas, le dimos los anteojos de sol todos doblados. El marido desde arriba atónito, desencajado gritó: ¡Marta, el Ipad!

1 comentario:

Golfodemar dijo...

Sin duda el hombre tiene un claro sentido de lo prioritario